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Cada semana varios cientos de mujeres reciben una reflexión como esta para saber que no están solas)
Démosle al posparto la visibilidad que se merece
Llegó el día, la búsqueda, la espera y…
De repente, casi sin avisar, te entregan una cosita pequeña, frágil y sucia que empieza a berrear.
¡Enhorabuena!
Acabas de parir.
Y con este acto tan maravilloso aterrizas de golpe y sin frenos en esa época tan turbia como el nombre que le hemos puesto los ginecólogos: el puerperio.
El puerperio
El puerperio es un momento en la vida de una mujer para el que nadie le ha preparado.
Sí, hay clases de preparación al parto, libros de maternidad, de gestación…, hasta te enseñan a respirar con contracciones. Pero nadie, NADIE, te cuenta de verdad que pasa justo después de parir.
Así que agárrate las bragas, que allá vamos.
Tras un par de días de adrenalina y de euforia hospitalaria te mandan a tu casa, con tu nuevo y flamante bebé…, y sin libro de instrucciones.
Ahí empieza lo bueno.
Te han dicho que tienes que estar super feliz, es lo que tanto has esperado, ya eres madre.
Y tú no te sientes feliz.
Incluso te sientes una desgracia humana.
Te miras al espejo y visualizas un cuerpo escombro en el que no te reconoces: con las tetas como balones, la barriga floja, los tobillos desaparecidos y un pelo del que mejor no hablamos.
No duermes.
Sientes un miedo constante por ese pequeño ser que solo come, llora y caga (y no precisamente en ese orden, ni con la misma frecuencia).
Y tú, lloras, y lloras mucho…, sin saber por qué.
- A tu bebé se le cae el cordón umbilical mientras le cambias el pañal…, y te echas a llorar.
- Tu madre te ha traído un tupper de lentejas que no te cabe en el congelador…, y caes arrodillada delante de la nevera, llorando como una magdalena.
- Miras a tu bebé durmiendo y los lagrimones caen en silencio porque te parece una maravilla de criatura.
- Estás en el sofá viendo la tele y, sin saber por qué, te pones a llorar.
- Compras una marca de pañales…, y lloras, porque quizá no sean los mejores
La lista es interminable.
He vivido y escuchado en consulta tantas cosas de estas que pasan durante el primer mes en consulta…, que podría estar horas contándote cosas sin repetirme.
Da igual que sea algo bueno o malo, el caso es llorar.
Lo que sí puedo hacer es darte una buena noticia: ese primer mes pasa y se sobrevive.
No estás obligada a ser feliz nada más parir.
Ni a estar feliz constántemente por tu hijo recién nacido.
Tampoco hace falta vivir en un mundo de arcoíris y unicornios…
De hecho, lo normal es que no sea así.
Con esto no digo que no haya mujeres que viven con extrema felicidad el postparto inmediato, solo digo que no son la mayoría (sobre todo si hablamos del primer hijo).
Es normal estar cansada, tener días tristes o estar más irascible.
«Maternity Blues» lo llaman los anglosajones, que más queda mono y literario.
Esto no significa que estés haciendo una depresión postparto, ojo, solo significa te estás adaptando a tu nueva vida y como cualquier cambio, cuesta (y más en esas circunstancias).
Pero, si la tristeza es la norma, si te parece que tienes pensamientos extremadamente negativos…, no te calles, no tengas vergüenza, cuéntaselo a tu pareja, a tu ginecóloga de confianza, a quien tú quieras, pero CUÉNTALO.
Porque si realmente te estás hundiendo en el pozo de la depresión postparto, cuanto antes nos pongamos a tratarlo y ponerle solución, antes lo solucionaremos.
Y, sobre todo, NO ESTÁS SOLA.
Todas las madres hemos pasado por ese mes y sabemos lo duro que es.
Si tienes alguna amiga o persona cercana embarazada o recién parida y crees que lo está pasando mal, envíale este artículo/correo.
A ver si conseguimos darle un poquito más de visibilidad para que nos atrevamos a hablarlo y no nos sintamos las raras del lugar.
Tengo una newsletter en la que hago lo que mejor se me da hacer: hablar de esas cosas de mujeres que tanto preocupan y tan poco se hablan. Arrojo luz sobre todos los miedos, mitos, bulos, vergüenzas y otras oscuridades que empañan la salud femenina. También nos reímos mucho (sobre todo Pepa, ya verás), que la risa es necesaria. · Sé que lo sabes: el contenido de esos emails no es una «consulta online» ni sustituye a una consulta ginecológica. Acude a tu ginecólogo de confianza si necesitas ayuda médica ·No estás sola
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