¡Te doy la bienvenida a mi blog! Déjame que te cuente un poco quién soy y por qué estoy aquí.
Como ya sabrás, me llamo Alba y soy ginecóloga de profesión y vocación. Casi desde que tengo recuerdo quise ser médico. Mis años en el colegio, mi obsesión por una buena nota… todo giraba en torno a una única cosa: entrar en la facultad de medicina.
Una vez allí tuve claras dos cosas: quería tratar con pacientes y quería operar.
Puede que te parezca lo más obvio del mundo, pero no son tantas las especialidades que te permiten hacer ambas cosas de una forma tan extensa como yo buscaba. Fue durante una rotación externa (de esas pocas que se hacen durante la carrera), cuando descubrí lo bonita, apasionante y viva que son la ginecología y, sobre todo, la obstetricia.
Desde ese instante, desde que vi mi primer parto, tuve claro que quería ser ginecóloga.
Alba la ginecóloga
Seis años de carrera, MIR y cuatro de especialidad me prepararon de maravilla para enfrentarme a casi cualquier cosa. Docenas de partos, si no cientos, cesáreas y otros procedimientos hicieron que me enamorase todavía más de la maternidad vista desde el punto de vista médico.
Pero fue al salir del cascarón, cuando empecé a volar por mi cuenta, el momento en el que realmente aprendí que los libros y la formación no te preparan para lo más importante: tú. Desde que terminé la residencia he asistido miles de pacientes y cada una ha sido un mundo distinto que me ha enseñado a ver la ginecología desde un punto de vista diferente.
Tus problemas, tus preguntas, tus temores… Eso no se enseña en la facultad, ni siquiera en la residencia, pero es la verdadera clave de esta especialidad. Porque aunque yo sepa la respuesta médica a tu problema, lo esencial no es solo transmitirla, sino transmitirte tranquilidad y seguridad en un momento tan excepcional.
Aunque nada eso es comparable con vivir un embarazo. Y yo he tenido la suerte de vivir dos.
Alba la mamá
Cuando terminé la residencia sabía mucho de teoría y práctica y en los meses siguientes aprendí mucho más. Trabajé en varias clínicas y hospitales diferentes y, al final, conseguí encontrar un equipo de ginecólogos increíble (Namunvida, del doctor Rodríguez Zambrano) con el que llevo ya muchos años.
Trabajar con ellos me hizo crecer mucho y muy rápido. Pero, ¿sabes qué? Mi mayor salto como ginecóloga no lo di entre las paredes del hospital. O, al menos, no con la bata puesta.
He pasado por dos embarazos, dos partos, dos puerperios (o pospartos) y dos lactancias. He sufrido dudas, temores y preguntas como las tuyas y muchas, muchas más. El vasto conocimiento que tenemos las ginecólogas del embarazo se vuelve en nuestra contra cuando somos nosotras las pacientes. Solo vemos los pequeños porcentajes, dudamos y nos volvemos, por qué no decirlo, un poco locas.
Es entonces cuando aprendí que ninguna pregunta es absurda ni está fuera de lugar cuando estás gestando a tu hijo, que nos preocupa hasta el más mínimo detalle. Porque sabemos que son nueve meses únicos, diferentes y esenciales para él.
Una embarazada es una paciente especial, que sufre cambios especiales y que ve el mundo de una manera diferente. Si lo has vivido, sabrás de lo que hablo.
¿Para qué este blog?
El origen de este blog eres tú, porque tienes preguntas y quiero disipar cualquier temor médico que tengas sobre el embarazo, el parto y el postparto. En este blog compartiré mi experiencia como ginecóloga, pero también como madre y mujer, porque, aunque vuestras dudas sean médicas, esto va sobre la vida.
No sé muy bien a dónde nos va a llevar, cómo evolucionarán los contenidos, pero desde que tomé la decisión de ponerlo en marcha, tengo unas ganas tremendas de ver hasta dónde nos lleva.
Muchas gracias por estar ahí y espero que nos veamos muy pronto. Aunque sea a través de unas pocas líneas dentro de esta web.
Dra. Alba Miranda.
Tengo una newsletter en la que hago lo que mejor se me da hacer: hablar de esas cosas de mujeres que tanto preocupan y tan poco se hablan. Arrojo luz sobre todos los miedos, mitos, bulos, vergüenzas y otras oscuridades que empañan la salud femenina. También nos reímos mucho (sobre todo Pepa, ya verás), que la risa es necesaria. · Sé que lo sabes: el contenido de esos emails no es una «consulta online» ni sustituye a una consulta ginecológica. Acude a tu ginecólogo de confianza si necesitas ayuda médica ·No estás sola
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